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Archivo de la categoría: Geografía Económica

La Encuesta de Población Activa (EPA)

Hemos visto en clase como la población se puede estudiar desde dos perspectivas diferentes pero, al mismo tiempo, complementarias. Por un lado, mediante el análisis de su dinámica, es decir, del conjunto de variaciones y movimientos que la afectan; por otro, analizando su estructura, es decir, el conjunto de grupos que la integran.

Dentro de la estructura de la población, además de los dos criterios básicos del sexo y la edad, cabe destacar también el criterio de la actividad económica. Según éste, la población se dividiría en dos grandes grupos: la población no activa (la que no se encuentra dentro de la edad laboral legal y la que no desempeña actividades reguladas y remuneradas) y la población activa, es decir aquella población de 16 años y más, que suministra mano de obra para la producción de bienes y servicios, o está disponible para ello. La población activa se reparte de forma muy desigual entre los tres sectores de actividad: Primario (agricultura, pesca, etc.), secundario (industria y construcción) y terciario (transporte, comercio, turismo y otros servicios), tal como se muestra en el gráfico para España a 1 de enero de este año, elaborados a partir de datos recogidos por el INE.

Gráfico PA por sectores económicos

Entre los activos, a su vez, podemos encontrar dos situaciones muy distintas: ocupados, es decir, quienes tienen una actividad remunerada (tanto asalariados o empleados, como no asalariados o empleadores); y parados, que no poseen un empleo remunerado pero lo están buscando activamente.

La importancia económica de la tasa de actividad y de la tasa de paro es incuestionable porque revelan de forma exacta la capacidad de un país para aprovechar su capital humano y para proveer de la riqueza necesaria para mantener o mejorar unos niveles de vida considerados mínimos o dignos para toda su población. España, con un paro estructural preocupante desde los años 80 del siglo pasado, ha de disponer de herramientas de diagnóstico de la situación del mercado laboral para, si es preciso, poder acometer las medidas políticas y económicas que sean necesarias.

La Encuesta de Población Activa (EPA) es una investigación por muestreo, continua y de periodicidad trimestral, dirigida a las viviendas familiares, que se realiza desde 1964. Su objetivo principal es obtener datos de la fuerza de trabajo y de sus diversas categorías (ocupados, parados), así como de la población ajena al mercado laboral (inactivos).

La EPA del último trimestre de 2017,  que puedes consultar a través de la nota de prensa del INE, muestra una tasa de actividad relativamente baja (58%), al menos en comparación con los países de nuestro entorno europeo, y sobre todo en el caso de las mujeres, y una tasa de empleo también baja, inferior al 50%. Con todo, lo más preocupante sigue siendo la tasa de paro (16’55%), que desciende a un ritmo muy lento, con tendencia al estancamiento, y bajo unas condiciones de precarización del empleo que no resuelven muchos de los problemas que un paro tan elevado crea en la economía de un país. En el mapa puede verse, además, las grandes diferencias territoriales existentes en la tasa de paro por Comunidades Autónomas.

Tasa de paro - mapa

Las razones de este elevado paro en España son varias y hay que buscarlas en el modelo de desarrollo económico que nuestro país emprendió en los años 60 del pasado siglo, (basado en una industrialización intensiva y en el turismo masivo), en la rapidez con la que éste se implantó, y en las coyunturas socioeconómicas y políticas por las que hemos atravesado desde entonces, especialmente la sobrevenida tras la crisis del petróleo de 1973 y que, en España, significó un profundo deterioro de su estructura industrial y una masiva destrucción de empleo entre los años 1975 y 1985.

En el gráfico inferior se muestra la evolución de la tasa de paro en España durante los últimos 25 años, con referencia a los factores explicativos de los dos principales repuntes el paro mostrados en ella.  El primero, en los años 90 del siglo pasado, consecuencia de la confluencia de tres factores: una crisis financiera internacional, los duros ajustes que hubieron de hacerse para ingresar en el Euro, y el cambio de localización de la industria, que se desplazó a los países menos desarrollados.  El segundo, producto de la extensión de la gran crisis financiera que estalla en EE.UU. en 2008, y de la que aún no hemos salido. A partir de 2012 se detiene el ascenso del paro, situado ya en unos niveles insostenibles, y comienza a reducirse (a partir de un empleo nuevo de baja calidad y peor remunerado) hasta situarse actualmente (enero de 2018) en un 16,5% de la población activa:

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Estos datos y algunos de los conceptos relativos a la población activa en España se muestran o están explicados en la siguiente infografía elaborada por el INE (pincha en la siguiente imagen para abrirla):

Info INE

La información completa que podemos encontrar en la última EPA (de enero de 2017) menciona muchos otros datos que debemos tener en cuenta. Es bien sabido que, siendo datos preocupantes los datos del paro en España, tras ellos se esconde uno aún más grave, como es el elevado paro juvenil (entre 16 y 24 años).

  • Busca en la Nota de Prensa de la última EPA, cómo ha sido la evolución más reciente de la ocupación entre los más jóvenes y trata de sacar conclusiones.
  • Observa los datos de la ocupación por edades y del paro por edades y trata de explicar la aparente contradicción que se produce al hacer la lectura de los mismos.
 

Agricultura y paisajes agrarios españoles.

Dentro de los espacios rurales, el paisaje agrario representa la plasmación sobre el territorio de las actividades agropecuarias, cuya producción, al desarrollarse en horizontal, ocupa un alto porcentaje de la superficie española.  Un estudio de dichas actividades y de los paisajes que generan, debe partir del conocimiento de varios conceptos básicos, tales como parcela, terrazgo, explotación agraria, sistemas de cultivo intensivos y extensivos, régimen de tenencia, etc.  Además, para la comprensión de los espacios agrarios y, en general, de los espacios del sector primario, estos deben analizarse desde dos perspectivas complementarias.  Veamos el siguiente esquema:

esquema espacios rurales españoles2

Para entender un paisaje agrario (y por ende, un paisaje rural), es necesario partir del conocimiento de las características del espacio o medio natural.  A continuación se ha de comprender y valorar la huella dejada en dicho espacio natural por la actividad humana (agricultura).  Según cómo sea ésta y el grado de interacción con los factores naturales, surgirá un tipo de paisaje agrario u otro.  Así pues, el análisis de un paisaje agrario debe seguir el siguiente esquema básico:
  1. Estudio de los factores físicos, que actúan como condicionantes naturales de la actividad agraria, definiendo el marco dentro del que nos vamos a mover (siempre en función de la tecnología empleada). Estos factores son, fundamentalmente, tres:
    – El Relieve: Condiciona la actividad agraria a través de la existencia de superficies llanas, pendientes, la altitud, la orientación de las laderas que deja zonas de sombra y otras de sol, etc.
    – El Clima y la vegetación:
    Es el factor más determinante, al permitir el crecimiento de determinadas especies e impedir el de otras.
    –  El Suelo.   
     Producto de la interacción del relieve y el clima, permitirá un aprovechamiento agrícola (donde los suelos son profundos y mínimamente fértiles), ganadero o forestal (en áreas de suelos más pobres). Además, de ellos depende también que puedan darse unas producciones agrícolas u otras.
  2. Los factores humanos: la presencia y la actividad humana en el territorio se traducen en una serie de transformaciones que dejan una huella clara y evidente.  En el caso de la actividad agraria, los factores que intervienen en este proceso son los siguientes:
    – La Población,
    a través de su distribución, movimientos, densidad, antigüedad del poblamiento y rasgos culturales, influirá sobre el tipo de sistemas de cultivos utilizados, los cultivos predominantes, etc.
    – El nivel de desarrollo socioeconómico y tecnológico se relacionará con la productividad y la orientación (autoconsumo o mercado) de la producción agrícola, e interactuará con la población, provocando un éxodo rural cuando se modernicen las técnicas agrícolas.
    – La estructura de la propiedad
    . Minifundios y latifundios (es decir, propiedades demasiado pequeñas o excesivamente grandes) son tipos de propiedad que en España han tenido un gran peso y que han condicionado el desarrollo de la agricultura a través de su influencia en los tipos de explotación predominantes según las regiones.
    – La política agraria.   Es la que ha permitido el paso de una estructura agraria tradicional a una estructura moderna, a través de actuaciones encaminadas a reducir el número de explotaciones y aumentar su tamaño con el fin de hacerlas más viables y competitivas (Concentración parcelaria o legislación sobre grandes fincas) o, más recientemente, para mantener el nivel de vida de los agricultores, reducir los excedentes y los desequilibrios de mercados a nivel europeo (PAC).
  3. La interacción de los factores físicos y humanos genera un tipo singular de paisaje llamado paisaje agrario, que es reconocible a partir de los siguientes elementos:
    – Parcelas, que pueden clasificarse según su tamaño, forma y límites.
    – Cultivos y Sistemas de cultivo:
       a) Tipo de aprovechamiento (agrícola o ganadero).
    b) Tipo de cultivo (herbáceos, hortofrutícolas, arbóreos, etc.)
    c) Variedad de cultivos (policultivo o monocultivo).
    d) Sistemas de cultivo (intensivos o extensivos).
    e) Utilización del agua (secano o regadío)
    – Hábitat, poblamiento y vías de comunicación.

España, dada su variedad de medios naturales, cuenta con un gran número de paisajes agrarios.  Veamos en primer lugar un resumen de los rasgos definitorios de los paisajes agrarios españoles a través de un interesante informe elaborado por el Instituto Geográfico Nacional.  Pincha sobre el mapa para acceder a él:

A continuación, en la siguiente presentación se muestran algunos de los rasgos más característicos de los diferentes paisajes agrarios españoles:

En la imagen se observa  un paisaje agrario que vas a intentar comentar aplicando el esquema anterior.  Tras ello, trata de localizarlo en el mapa de España que aparece arriba.  No olvides tampoco realizar un análisis previo de los elementos que componen visualmente el paisaje, así como una valoración de los problemas medioambientales que pueden derivarse de este tipo de actividades:

 

Actividades y paisajes agropecuarios en el mundo.

La agricultura es la principal actividad económica del sector primario y, junto a la ganadería, es la que más extensa huella deja en el territorio.  Las actividades agropecuarias (agricultura + ganadería) han sido responsables, desde su aparición, de las grandes transformaciones que buena parte de los ecosistemas planetarios han experimentado a lo largo de los últimos 10.000 años, convertidos muchos de ellos en paisajes agrarios.  Durante ese tiempo, la población fue abandonando progresivamente la caza y la recolección de alimentos para dedicarse casi por completo a la agricultura, una actividad que ofrecía más garantías de subsistencia y una mayor calidad de vida.

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En el mapa anterior podemos ver el potencial agrícola y ganadero de las distintas superficies y medios del mundo, en los que se asientan comunidades agrícolas muy diferenciadas. Las explotaciones agrícolas o agropecuarias, serían las unidades técnicas de producción, bajo la dirección de un mismo agricultor o empresario agrícola.

Aunque hasta no hace mucho la población dedicada a la agricultura en el mundo aún era mayoritaria (en 1950, un 64,6%), en la actualidad ha descendido por debajo del 40% debido, fundamentalmente, a la mecanización y la mejora de las técnicas agrícolas.  Ello ha tenido, a su vez, dos consecuencias: por un lado, el aumento general de los rendimientos  y la producción agrícolas, y por otro, la reducción de la mano de obra necesaria para obtener dicha producción, lo que ha provocado una emigración masiva desde las áreas rurales hacia las ciudades que se conoce con el nombre de «éxodo rural«.

Pero también ha habido daños medioambientales que, cada vez más frecuentes, hay que empezar a tener en cuenta.  Para más información sobre el tema, pincha en el siguiente enlace, que te llevará a una noticia que puede servir como ejemplo del impacto de la agricultura moderna sobre el medio natural.

Así pues, aunque en el ámbito urbano, la agricultura nos resulte algo cada vez más ajeno o lejano, en Geografía debemos estudiar los espacios agrarios por tres motivos:

  • En primer lugar, porque son los que abastecen a la humanidad de bienes esenciales y necesarios, como son los alimentos, y es conveniente conocer todos los elementos implicados en su producción y distribución.
  • En segundo lugar, porque la agricultura tiene una enorme incidencia sobre determinados ecosistemas, y sobre el medio ambiente en general.
  • Y, sobre todo, porque al tratarse de actividades que se desarrollan en horizontal, ocupan cada vez más superficie sobre el planeta a medida que éste se va poblando y aumenta la demanda de alimentos.

A continuación, veamos un esquema previo de todo ello pinchando en la imagen:

Cultivos en Terrazas SE Asia

Factores del paisaje agrario.

En un paisaje natural, las formaciones vegetales existentes dependen de tres condicionantes esenciales: el clima, el suelo y el relieve.  La temperatura y las precipitaciones (tanto en sus valores medios o totales como en su distribución a lo largo del año), la composición del suelo y la pendiente o la altitud, son factores que determinan el tipo de vegetación que va a crecer en un lugar.  Por lo tanto, si dicha vegetación natural es eliminada para dejar paso a especies vegetales seleccionadas por el ser humano y cultivadas en parcelas de distinto tamaño, éstas deberán adaptarse también a dichos factores, a los que denominamos físicos.  Así pues, la agricultura será una actividad económica muy condicionada por las características del medio natural pero, al mismo tiempo, si nos preguntamos por qué en una zona comienza a desarrollarse la agricultura, vemos que las respuestas dependen de otro tipo de factores que son de tipo humano.  Entre estos, cabría destacar, la búsqueda de la propia subsistencia del grupo, el aumento de la presión demográfica, la obtención de beneficios por la venta de productos en el mercado, el desarrollo de nuevas técnicas que permiten cultivar nuevas especies más productivas, etc.  Al conjunto de factores humanos específicamente agrarios (población activa agraria, tipo de propiedad y explotaciones, medios técnicos usados, etc.)  que definen el tipo de agricultura que se da en un lugar, se le denomina estructura agraria y suele ser propia de cada país.

En general, podemos distinguir entre dos tipos de estructura agraria, una tradicional y otra moderna, que se diferencian básicamente por la productividad, mucho más elevada en la moderna, dada la escasa mano de obra que requiere y la amplia utilización de maquinaria y técnicas avanzadas de cultivo. Veamos el siguiente cuadro:

estructura agraria

La Política agraria sería un conjunto de medidas de tipo político, administrativo y económico, destinadas a favorecer o impulsar el cambio de una estructura agraria tradicional a otra moderna, más productiva. Hoy en día, las explotaciones agrícolas se organizan de acuerdo con criterios empresariales para obtener el máximo beneficios de cada una de ellas, dejando la subsistencia en un segundo plano.

Así, por ejemplo, si nos encontramos en un medio natural caracterizado por un clima mediterráneo (con temperaturas suaves y sequía estival), relieve ondulado y suelos bastante fértiles, y en un país desarrollado con un sistema económico capitalista o de libre mercado y con nivel tecnológico avanzado y un sistema de propiedad de pequeño tamaño, la conjunción de todos estos factores, físicos y humanos, dará lugar a un tipo de paisaje característico similar al que aparece en la fotografía de abajo.

Secano, regadío y cultivos hortofrutícolas bajo invernadero.

Los elementos del paisaje agrario.

Son aquellos que son visibles y comunes a todos los paisajes, adoptando, no obstante, numerosas formas y tipologías en función de los factores antes mencionados.  Son los siguientes:

  • Las parcelas.  Son las unidades mínimas de explotación agraria, bien delimitadas y ocupadas normalmente por un único cultivo.  Pueden ser muy variadas en función del tamaño (grandes o pequeñas), la forma (regulares o irregulares) y los límites (abiertas o cerradas) que tengan.
  • Los sistemas de cultivo.  Abarcan desde las especies cultivadas hasta los medios y métodos usados para obtener una determinada producción.  Los dos grandes tipos de sistemas de cultivo son los extensivos (si no se busca obtener el máximo rendimiento de la tierra) y los intensivos (en los que se persigue el máximo aprovechamiento).  Según sea uno u otro el tipo de sistema, se utilizará regadío o secano, policultivo o monocultivo, barbecho o rotación de cultivos, etc.
  • El poblamiento agrario y las vías de comunicación.  Los edificios de viviendas y las instalaciones agrícolas o de otro tipo, así como las vías de comunicación que los unen, se pueden disponer, en función de los factores antes señalados, de forma concentrada o dispersa en el territorio.

Los tipos de paisajes agrarios.

Podemos dividir los paisajes agrarios resultantes de la actuación de los factores anteriores en dos grandes grupos, según el nivel tecnológico de los métodos  empleados y el destino final  de la producción obtenida (autoconsumo o mercado):

  • Paisajes agrarios tradicionales:  Se caracterizan por el uso de técnicas tradicionales, por la utilización de una abundante mano de obra y por destinar la mayor parte de la producción a la autosubsistencia.  Los paisajes más extendidos son:
    a) Paisaje de agricultura itinerante o de rozas.
    b) Paisaje de agricultura sedentaria de secano.
    c) Paisaje de arrozales de inundación del SE asiático.
    d) Paisaje de agricultura irrigada de oasis.

Agricultura tradicional.

Agricultura de oasis.

  • Paisajes agrarios evolucionados o modernos: Se caracterizan por una mínima utilización de mano de obra y un uso intensivo de maquinaria, fertilizantes y técnicas avanzadas de cultivo (selección de semillas, invernaderos, etc.)  Su producción se destina íntegramente a la venta en el mercado y a la obtención de beneficios por parte del agricultor, que gestiona su explotación como una empresa.
    Existe una gran variedad de paisajes modernos, encontrándose allí donde existen condiciones de elevado desarrollo socioeconómico, o bien en países en desarrollo en los que empresas extranjeras compran tierras que explotan de forma intensiva y racional (Agricultura o paisaje de plantación).

Cultivo de soja en grandes plantaciones (Brasil)

 

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Medir la desigualdad en el mundo.

En clase hemos visto la desigualdad existente entre países, referida generalmente en términos de desarrollo y subdesarrollo.  Determinados indicadores como el crecimiento natural de su población, el PIB (Producto Interior Bruto) y su crecimiento  anual, el consumo diario de calorías por habitante y otros, reflejan, con carácter general, las condiciones de vida en cada país.

El indicador más importante es el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que se elabora a partir de tres indicadores considerados básicos para entender la calidad de vida de un país, como son el PIB por habitante, la esperanza de vida y las tasas de escolarización y alfabetización.  Este indicador, expresado sobre un mapa como el de abajo o el del libro de texto, refleja con bastante aproximación la realidad de un mundo globalizado que no lo es tanto si tenemos en cuenta el reparto de la riqueza en el mismo.  En el mapa resaltan con claridad las diferencias entre los llamados espacios centrales desarrollados y la periferia (aunque estos términos no se  correspondan con la realidad cartográfica).

 Sin embargo, este índice no sirve para medir las desigualdades internas de cada país, que son tan reales y recalcitrantes como las que existen entre países.  Para ello contamos, no obstante, con otro indicador bastante fiable, como es el índice de Gini, que mide la distribución de la renta dentro de cada estado.  Los valores de cada país nos permiten representarlos en un mapa (libro de texto) o en el gráfico que se muestra a continuación:

 Las soluciones pasan por actuar sobre la economía a nivel global, favoreciendo un intercambio justo, pero también sobre otros aspectos, como por ejemplo, la población (reducción de las tasas de crecimiento demográfico), la cultura (alfabetización y universalización de la educación primaria) o la sostenibilidad medioambiental.  Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fueron promovidos en su día por la ONU, para tratar de encaminar a todos los países por la senda de la cooperación internacional y la solidaridad.

Analiza ahora desde esta perspectiva (o siguiendo los apartados correspondientes en el libro de texto) la situación en la UE o en España, así como la de tus países  y saca conclusiones para exponerlas en clase.

 

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