Una vez que tenemos una visión general de la Edad Moderna, antes de pasar al estudio de la Geografía, es conveniente profundizar en algunos de los elementos clave de la economía y la demografía y en las transformaciones que experimentaron durante dicha época, con el fin de entender cómo se gestó el mundo actual, cuyos rasgos económicos se estudiarán en la segunda parte del curso.
La Economía
Durante la primera mitad del siglo XVI, la economía europea estuvo dominada por un alza sostenida de los precios; en la segunda, por una inflación sin precedentes. Una serie de intelectuales españoles de la época (Martín Azpilicueta, Tomás de Mercado, Luis Ortíz, Sancho Moncada, etc.) llamados arbitristas (por encargarse de ayudar a los gobernantes a tomar medidas para la mejora de la economía de los reinos, generalmente mediante impuestos o arbitrios), comenzaron a preguntarse las razones de tal situación económica y a dar respuestas muy acertadas, de tal forma que podemos considerarlos como los padres de la ciencia económica.
Como indicaba Martín Azpilicueta, el dinero, en forma de monedas, es una mercancía más en un mercado, por lo que si hay mucha cantidad de él, los precios de aquello que se intercambia por dinero, suben; si aquél, por el contrario, escasea, los precios bajan. A continuación decía que en España había mucho dinero desde que se habían descubierto las Indias (América), de donde procedía el oro y la plata con los que se acuñaban monedas, y por lo tanto, los precios subían sin cesar. Hoy diríamos que se produjo una gran inflación de precios, dado que la demanda de productos en el mercado aumentaba al tiempo que la oferta se mantenía igual o decrecía.
Ahora trata de deducir, a partir de lo que has leído, el significado de:
-
Dinero.
-
Mercado.
-
Precios.
-
Demanda.
-
Oferta.
-
Inflación.
La subida de los precios repercutió primero en España, debido al aumento de las importaciones de oro y plata de México y Perú. Los efectos de esta masiva llegada de lingotes fueron contrarrestados más tarde por su exportación a otros países de Europa para liquidar una balanza comercial cada vez más deficitaria y satisfacer las necesidades de sus ejércitos en los Países Bajos y en otras regiones de Europa. Hasta que ese trasiego de lingotes surtió efecto, los precios generales en el resto de Europa subieron más despacio que en la península Ibérica. No obstante, la tasa de inflación, diferente según los países, impulsó la expansión del comercio internacional que siguió al descubrimiento del Nuevo Mundo, al incrementarse la posibilidad de grandes y jugosos beneficios en los negocios que los extranjeros hacían con la corona hispánica.
Luis Ortiz, además, decía que, en Castilla, la industria (o manufactura) estaba decayendo por el escaso apoyo que recibía de los gobernantes y por el desprecio hacia el trabajo manual de la sociedad en general. Quien tenía dinero, prefería invertirlo en el comercio con América, que solía deparar cuantiosos beneficios. Así, las materias primas, al no existir suficiente demanda en España, se exportaban a Europa a muy bajos precios. De allí volvían a precios muy elevados, una vez transformadas en productos manufacturados: telas, orfebrería, objetos de lujo, etc. De esta forma, como señalaban ya en su día Lope de Vega o Quevedo, salían de España grandes cantidades de riqueza hacia Europa (donde se iban formando grandes fortunas), mientras España se empobrecía por la inflación y el desigual reparto de la riqueza procedente de América.
De los dos párrafos anteriores, debes deducir el significado de:
-
Importación.
-
Exportación.
-
Materias primas.
-
Productos manufacturados.
-
Comercio internacional.
-
Industria manufacturera.
Por otro lado, el comercio de cereales entre los países bálticos y los del sur de Europa, que pronto sería controlado por los Países Bajos, resultó también favorecido por la tendencia que tenían los precios de los alimentos a exceder los de los artículos manufacturados. La causa era un impresionante crecimiento de la población europea (de 55 millones en 1450 a cerca de 100 en 1600), que provocó el aumento de la demanda de alimentos, especialmente cuando el suministro disminuía por las malas cosechas.
Aunque la industria todavía se dedicaba principalmente a la provisión de objetos de lujo a las clases acomodadas, la expansión comercial dio lugar a una extensión del sistema crediticio y de la banca pública, sobre todo en Italia, donde los banqueros genoveses se ocupaban de la transferencia de fondos de los envíos españoles a los Países Bajos.
Muchas de estas tendencias se invirtieron en el siglo XVII. La inflación quedó controlada en la segunda década por el descenso de las importaciones de lingotes americanos. El comercio internacional, reforzado por las necesidades militares durante la Guerra de los 30 años, experimentó más tarde una recesión y se estancó. La competencia entre las potencias para repartirse el mercado mundial condujo a la adopción de medidas basadas en la acumulación de grandes reservas de oro y plata y en la protección de la producción nacional frente a las importaciones (Mercantilismo), por parte de la mayoría de los gobiernos excepto el de los Países Bajos. Finalmente, el cambio del centro de la actividad comercial del Mediterráneo a la costa atlántica continuó y se consolidó a finales del siglo XVII.
Pincha en el siguiente enlace para acceder a un esquema con lo esencial de lo dicho hasta ahora
Esquema economía siglos XVI y XVII